Los vecinos de la calle La Pedrera de Infiesto contemplaron con asombro, en la mañana del domingo, cómo el cuerpo de un lobo decapitado yacía frente a la puerta de la oficina comarcal de la Consejería de Agroganadería, ubicada en esa misma calle. La Policía Local fue la que dio el aviso al 112 a primera hora de la mañana y el servicio de emergencias llamó posteriormente a un guarda para que retirase el cadáver y avisara al Servicio para la Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Cuando se produce una lobada, los medios de comunicación no tardan en dar la noticia sobre esa bestia que recorre el territorio español causando tantos males a la ganadería. Esa bestia que a menudo se identifica con el diablo, con el malvado de todos los cuentos que aterroriza a los niños.
Pero hay amigo, ¿qué ocurre cuando el malo y la bestia no es el lobo? ¿Donde se encuentran los medios de comunicación? ¿Es que acaso no interesa mostrar noticias e imágenes por la tele de este lobo decapitado? ¿de los lobeznos muertos a manos del hombre? ¿de los animales muertos por medio de las trampas que ponen para cazar a los lobos?
¿Que alguien me explique en que cabeza de una persona sana, o cuerda, cabe realizar la salvajada de matar a un lobo, decapitarlo y llevar el cuerpo ante la puerta de la cámara agraria?
Y seguimos con las bestias, el pasado día 25 de junio nos encontramos con esta imagen:
Un total de 61 novillas de la raza bovina autóctona Parda de Montaña aparecieron despeñadas el pasado sábado en un barranco de Aragües del Puerto (Huesca).
¿Responsable inmediato para este despeñamiento? ¿El lobo? pues no, en esta ocasión se libró el cánido y la culpa ha ido a recaer en el oso, ya que las vacas se encuentran en un paso de osos y que podría ser, insisto, PODRÍA ser que un oso asustara a las vacas (vacas que deberían estar más que acostumbradas a la presencia del oso). Y porque digo que «podría» ser, pues por una razón, nadie lo sabe, como es habitual en la ganadería, nadie vigila el ganado, por tanto, lo más normal en estos casos es hacer hipótesis sobre quien es el responsable.
Es interesante que de 73 novillas, 61 se despeñaran, es interesante que sólo 20 de las 61, tuvieran un seguro, es interesante que la DGA descarte al oso por no encontrarse huellas del animal. Y también es interesante que haya cerca de allí un aeródromo y que fuera el ruido de un avioneta la que pudiera asustar a las reses.
Y claro, ahora es donde entra en juego la picaresca española, yo tengo 61 vacas despeñadas, de las cuales solo 20 tienen seguro, por lo que voy a tener pérdidas de las 40 restantes, si lo que asustó a las vacas fue una avioneta, no puedo pedir responsabilidad por ello, pero si fue un oso, si que podría pedir responsabilidad al Estado.
Por lo que ahora seguirán las acusaciones por parte de los ganaderos y sindicatos agrarios de que fue el oso el responsable, y no su imprudencia por dejar al ganado suelto y sin vigilancia.
Pronto oiremos de nuevo el: «Que viene el lobo», pero con el oso, pero me gustaría oír alguna vez a alguien decirle al ganadero: «Y tu cuando te vas a hacer responsable y asumir tus culpas como consecuencia de tus constantes y repetidas negligencias?«