Los comportamientos anti-depredador a menudo conllevan costes en el forrajeo, y por lo tanto la respuesta de la presa ante las señales de los depredadores debe ajustarse al nivel de riesgo (amenaza a la sensibilidad de ferocidad). Simultáneamente depredadores peligrosos (con un  éxito alto de caza) deben generar la evolución del reconocimiento  innato del depredador  y comportamientos anti-depredador apropiados que son eficaces incluso desde el primer encuentro con el mismo. Lo anterior conduce a la predicción de que la presa podrÃa responder con más fuerza a las señales de depredadores peligrosos aunque estén ausentes, que a las señales de los depredadores menos peligrosos que están realmente presentes.
En un contexto aplicado esto  predecirÃa una respuesta inmediata y más fuerte de los ungulados a la vuelta de los principales depredadores, como los lobos (Canis lupus) en muchas partes de Europa y América del Norte, que a mesodepredadores actuales, menos amenazantes. Se investigó la existencia de amenaza  innata  en ciervos de cola negra. Nos aprovechamos de una situación cuasi-experimental donde los ciervos no habÃan experimentado la depredación por  lobo durante casi  100 años, y sólo estaban potencialmente expuestos a los osos negros (Ursus americanus). Pusimos a prueba la respuesta de los ciervos ante  la orina de lobo (peligroso) y el oso negro (menos peligroso). Nuestros resultados apoyan la hipótesis de respuesta innata a la amenaza  con un claro aumento de la evitación pasiva e investigación olfativa de señales de lobo, y sorprendentemente ninguna de oso negro.
Las Presas que han evolucionado posteriormente al riesgo de depredación por lobos, pueden reaccionar fuertemente al detectar señales de lobo en sus entornos gracias a las respuestas innatas retenidas durante el perÃodo de ausencia de los depredadores, y esto podrÃa ser la causa de que tengan más éxito en evitar la depredación, que otras especies, como los mesodepredadores.