El turismo puede ser perjudicial para la vida silvestre, ya que provoca cambios de comportamiento en los individuos con efectos en cascada en las poblaciones y comunidades. Entre estos cambios de comportamiento, los animales en contacto con seres humanos a menudo reducen sus respuestas de temor no solo con los humanos, también contra depredadores. Una predicción directa es que la habituación a los humanos asociada con el turismo podría influir negativamente en la reacción con los depredadores.
Esto podría ocurrir indirectamente, donde la presencia humana disminuye el número de depredadores naturales y por lo tanto se convierten en presas menos cautelosas, o directamente, donde los individuos habituados a los humanos se vuelven más audaces y por lo tanto más vulnerables a la depredación. Basándose en las ideas del estudio de los rasgos asociados con la domesticación y la urbanización, desarrollamos un marco para entender como los cambios de comportamiento asociados con el turismo basado en la naturaleza pueden afectar la aptitud individual, y por lo tanto la trayectoria demográfica de una población.
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El turismo basado en la Naturaleza se ha convertido en una actividad de ocio muy popular en los últimos años y es un tema importante de conservación ya que modifica el comportamiento y la estructura de comunidad de los animales.
El turismo basado en la naturaleza podría modificar el comportamiento de manera similar a la observada en la domesticación y la urbanización, así como modificar la dinámica poblacional de las especies.
La domesticación y la urbanización reducen el temor y el comportamiento antidepredador de los animales alrededor de los humanos atribuibles tanto a la habituación hacia los seres humanos como al desplazamiento de los depredadores.
El turismo basado en la naturaleza podría influir negativamente en las respuestas conductuales a los depredadores. Esto podría ocurrir indirectamente, donde la presencia humana disminuye el número de depredadores en una zona determinada, y más directamente, en donde los individuos se vuelven más audaces por culpa de la habituación, lo que resulta en un “síndrome de audacia” que podría aumentar la vulnerabilidad a los depredadores.