Los Grandes carnÃvoros, como los depredadores en la parte superior de las cadenas alimentarias, tienen muchos efectos positivos directos e indirectos sobre los ecosistemas y, por tanto, la caza no puede sustituir el papel de los principales depredadores.
Salvar grandes carnÃvoros es un objetivo fundamental de la Sociedad Europea para la Vida Silvestre! En la parte de Europa, donde los grandes carnÃvoros fueron eliminados en las décadas y siglos anteriores, los gestores de las tierras a menudo usan el argumento de que la caza, de alguna manera, viene a llenar este vacÃo y está reemplazando el papel de los principales depredadores. La investigación confirma una y otra vez que esto no es verdad!!!
Por ejemplo, Ordiz, Bischof y Swenson, en su artÃculo «¿Salvar a los grandes carnÃvoros, pero perdiendo al depredador?» (2013 ) resumen una larga lista de efectos ecológicos de salvar a los  grandes carnÃvoros, subdivididos en: letal y de consumo; y no letal, no consuntivo, de comportamiento.
Los efectos letales y consuntivos pueden ser directos, como la regulación del tamaño de la población de la presa y el control de los depredadores más pequeños; e indirectos, como la facilitación de carroñeros, la facilitación de la biodiversidad y la composición del suelo. Directa no letal, no consuntivo, los efectos sobre el comportamiento de la presa incluyen influencia en el comportamiento y el uso del hábitat, el tamaño del rebaño, fisiologÃa de la reproducción, las respuestas fenotÃpicas y la selección natural. Indirecta no letal, no consuntivo, efectos conductuales incluyen la dinámica de poblaciones de presas, la limitación de la herbivorÃa, el mantenimiento de la comunidad vegetal de ribera y la morfologÃa de los rÃos.
Cascada trófica
En resumen, los grandes carnÃvoros generan una llamada cascada trófica que induce cambios en el ecosistema entero. Por desgracia, estas interacciones complejas y sus múltiples efectos rara vez se consideran en la gestión de la vida silvestre. También es de destacar en este trabajo que la caza no puede sustituir a la cascada trófica inducida por los principales depredadores. La persecución humana y algunas prácticas de manejo pueden fácilmente reducir su papel ecológico clave y afectar negativamente al ecosistema.
Por lo tanto, siempre que sea posible, una conservación a largo plazo de grandes carnÃvoros privadas de su principal función ecológica serÃa un resultado positivo sólo parcialmente. Detener la pérdida de biodiversidad es imprescindible, pero no es suficiente. Es necesario ir más lejos, preservando y mejorando los procesos naturales, ya que, como observó Monbiot ( feral , 2013) » … la naturaleza no consiste simplemente en una colección de especies, sino también de sus relaciones siempre cambiantes entre sà y con el medio fÃsico».
Las áreas silvestres
Las áreas silvestres ofrecen una gran oportunidad para mantener la población vital de los grandes carnÃvoros, ya que cumplen a la perfección la recomendación final de Ordiz y sus colegas de «establecer áreas centrales o reservas de grandes carnÃvoros dentro de grandes paisajes donde se excluye la caza humana».
En efecto, como se indica en la definición europea actual de zona silvestre, » es un ámbito regulado por procesos naturales. Se compone de los hábitats y especies nativas, y es lo suficientemente grande para el funcionamiento ecológico eficaz de los procesos naturales. Está sin modificar o sólo ligeramente modificado y sin actividad intrusiva o extractiva humana, asentamientos, infraestructura o alteración de la visión».
Tales áreas centrales silvestres podrÃan funcionar como refugio y fuente de biodiversidad. Por otra parte, podrÃan extender los beneficios ecológicos que rodean a grandes paisajes poblados y explotados. Es de señalar que la necesidad de grandes áreas centrales se reconoce desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, las propuestas de Shelford (GuÃa del naturalista de las Américas , 1926) y Dorst ( Avant que Meure Naturaleza , 1965) . Creo que es hora de dar la vuelta a las propuestas en realidad. Considerado el poder humano actual de destrucción, nuestra oportunidad podrÃa ser la última.
De hecho, como Ortiz y sus colegas señalaron, mientras que » Las extinciones de los  grandes carnÃvoros han tenido un gran efecto en la pérdida de biodiversidad en los ecosistemas y las escalas globales [ … ], la reducción numérica y la restricción espacial de carnÃvoros como consecuencia de la presión humana, [ … ] también obstaculiza los efectos y las cascadas tróficas que los carnÃvoros facilitan.» Algunos de los muchos efectos negativos de una función disminuida de los grandes carnÃvoros son también problemas generalizados de nuestros paisajes actuales, como la vegetación sobrepastoreada, la reducción de la regeneración de la vegetación, alteración de las comunidades vegetales, pérdida de biodiversidad e incluso, estados ecológicos invasivos dominados.