Las interacciones entre los grandes carnÃvoros y otras especies pueden ser responsables de algunos efectos que son desproporcionadamente grandes en relación con su densidad. Las interacciones dependientes del contexto entre las especies son comunes, pero a menudo son muy mal descritas.
Se debe expresar cierta precaución en ver a los principales depredadores (*depredadores apicales) como salvadores ecológicos ya que los servicios de los ecosistemas pueden no ser aplicables universalmente, sobre todo si se encuentran inhibidos por la actividad antropogénica (acción humana). Este artÃculo examina cómo los impactos de grandes carnÃvoros están afectados por cuatro contextos principales (los conjuntos de especies, la productividad del medio ambiente, el paisaje, el riesgo de depredación) y la potencial interferencia humana para afectar a estos contextos.
Los seres humanos son el paisaje y el usuario de los recursos más dominante que hay en el planeta y nuestra intervención de la administración afecta a la composición de especies, a la disponibilidad de recursos, a la demografÃa, al comportamiento y a la dinámica trófica interespecÃfica. Los seres humanos pueden afectar a los grandes carnÃvoros de la misma forma en que estos depredadores apicales impactan sobre los  mesodepredadores y sobre las especies presa (a través de diferentes vÃas, consuntivas y no consuntivas). Los Mesodepredadores y la supresión o liberación de grandes herbÃvoros, la competencia intragremio y la presión de depredación pueden verse afectados por el contexto humano. El objetivo de la restauración de los sistemas «naturales» es algo problemático y no siempre pragmático. Las interacciones interespecÃficas están influenciadas por el contexto, y los seres humanos son a menudo el conductor dominante en la formación de contexto. Si se quieren lograr los objetivos de manejo y conservación, entonces es fundamental el entender cómo los seres humanos influyen en las interacciones tróficas y cómo las interacciones tróficas se ven afectadas por el contexto. Las compensaciones e intervenciones de gestión sólo pueden aplicarse con éxito si las complejidades de las redes alimentarias se entienden correctamente.